Diego Spagnuolo evalúa ser arrepentido en la causa por coimas que involucra a Karina Milei y otros funcionarios, mientras el Gobierno insiste en que es una “operación política”.
Apenas un día después de la estratosférica derrota de La Libertad Avanza en las urnas, las humillaciones no cesan y ahora Diego Spagnuolo, exdirector de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), parece dispuesto a tirar de la manta en la causa que investiga un supuesto esquema de coimas.
Mientras el prescindente Javier Milei, y su entorno, insiste en que todo es una “burda operación política”, la posibilidad de que Spagnuolo se convierta en arrepentido pone a la Casa Rosada en modo pánico.
“Mc Bain”, como era conocido en X Spagnuolo, quien fue un aliado cercano de Milei, no acompañó el pedido de nulidad presentado por los hermanos Kovalivker, dueños de la droguería Suizo Argentina, señalada como pieza clave en el caso.
Los audios filtrados, donde el exfuncionario habla de un sistema de retornos que involucraría a Karina Milei, secretaria general de la Presidencia, y a Eduardo “Lule” Menem, desataron el escándalo.
Sobre todo en el cual se lo escucha decir: “Yo hablé con el presidente. Tengo todos los WhatsApp de Karina. Le dije: no te podés hacer el boludo conmigo, no me tires este fardo”.
La defensa de Spagnuolo, a cargo de Ignacio Rada Schultze y Juan Aráoz de Lamadrid, pidió una prórroga para evaluar su estrategia, ya que el secreto de sumario les impide acceder al expediente. “La decisión la va a tomar él”, aseguran desde su entorno, aunque no descartan que opte por ser imputado colaborador.
Daniel Garbellini, otro exfuncionario de la ANDIS, también evitó sumarse al planteo de nulidad, alegando falta de acceso a la causa. El juez Sebastián Casanello y el fiscal Franco Picardi investigan si hubo sobornos en contratos por 55 mil millones de pesos con Suizo Argentina, que acaparó el 22 por ciento de una licitación de 24 mil millones en el programa Incluir Salud.
Los Kovalivker, representados por Martín Magram, buscan anular la causa, argumentando que los audios violan el derecho a la intimidad y que el caso ya fue archivado antes. Mientras el Gobierno intenta culpar solo a Spagnuolo, con auditorías exprés que lo señalan como el único responsable, el exdirector se siente traicionado y acorralado. “Si yo hablo, armo un quilombo padre”, habría dicho, según fuentes cercanas.
