Frente a la resistencia del gobierno y la CNDC, Telecom defiende el acuerdo como un motor de desarrollo tecnológico y económico para el país.

Hace un tiempo que el grupo Telecom tiene en la mira la compra de Telefónica. Sin embargo, se le presentan varias dificultades para concretar la transacción. Recientemente, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia denunció mediante un documento que el negocio implicaría una concentración que beneficiaría de manera desproporcionada al grupo Telecom.

En el archivo, marcaron punto por punto los problemas que traería la operación: advierte que dejaría al país con un duopolio en el mercado móvil (Telecom con el 58% y Claro con el 42%), eliminando toda posibilidad de competencia real. El dictamen también alerta sobre una concentración de espectro radioeléctrico que supera los topes legales, con excedentes de hasta 130MHz en varias regiones.

El grupo empresarial contestó que la compra significaría un puente para impulsar inversiones, modernizar Telefónica, acelerar el despliegue de redes 5G y contribuir a la generación de empleo.

Ahora la Comisión deberá analizar la argumentación y proponer una solución al conflicto, como, por ejemplo, convocar a una audiencia especial para delimitar medidas que alivien los efectos negativos de la compra.

Aunque, si la compra se ejecuta, termina beneficiando a la empresa de manera significativa, ya que, en servicios fijos residenciales, la fusión le daría a Telecom posiciones dominantes o monopólicas en 186 localidades, con especial impacto en CABA, GBA, Mendoza, Neuquén y Río Negro. Además, pasaría a ser el único jugador nacional con capacidad de ofrecer el cuádruple play completo (telefonía fija, móvil, internet y TV paga), lo que le daría una ventaja estructural imposible de igualar.